viernes, 12 de junio de 2015

Censura.

La censura es algo que ha acompañado al ser humano desde que este tiene uso de razón. Grandes casos han sido los que han pasado a ser inmortales a lo largo de la historia por su elevada, descarada o injustificada censura. Muchas veces, revelarse ante una mordaza impuesta ha sido razón para condenar a una persona. Y es que ignorar una orden de censura puede desembocar en un fatal trágico. Un ejemplo claro de esto es lo que le sucedió a Shi Tao, que fue condenado a estar atrapado en cuatro paredes durante 10 años por, según cuentan, ignorar “equivocadamente” la censura impuesta por la República Popular China sobre la masacre de Tiananmen. Pero la censura impuesta por los poderosos no es la única que puede llegar a causar dolor y desazón. Bien es cierto que este tipo es el más extendido, ya que los poderosos tienen demasiados tapujos a la hora de que se conozca la verdad en su totalidad.

La autocensura es, quizás, la más destructiva y dañina de las censuras. El prohibir retransmitir los capítulos del Pato Donald en los países nórdicos porque no lleva pantalones es un chiste en comparación con lo que podemos llegar a perder debido a la autocensura.

Si un poderoso nos prohíbe conocer toda la verdad a cerca de un determinado asunto es molesto. Pero es ignorado, ya que si alguien con los medios suficientes como para esconder cierta información del resto del mundo es capaz de conseguirlo, tú simplemente no sabes de la existencia de dicha información. Por lo que: ojos que no ven... Sin embargo, la autocensura implica que te estas reservando algo que sabes, algo que sientes, algo que piensas. Y eso a veces es bueno. Probablemente el callarte un comentario a ciertas personas sensibles o bajas de autoestima es lo correcto. Incluso, evitar una discusión y mordemos la lengua con disgusto es lo que mandan los canones.

Evitar problemas, abortar discusiones... Como ya he dicho, son resultados positivos, cuanto más, de la autocensura. No obstante, no debemos caer en la falsa idea de que el silencio autoimpuesto es siempre lo apropiado. Y es que, como todo en la vida, debe existir cierta paridad, cierta compensación. En este punto es importante señalar que cada persona debe colocar el límite de lo censurado y lo no censurado donde le plazca. Llegamos a la conclusión de que la censura, bien impuesta por otros o por uno mismo, es algo ultra-subjetivo (es decir, depende de cada persona en particular).

La censura en los cómics, dibujos animados, películas, videojuegos... es algo con lo que convivimos. Pero es una censura impuesta subjetivamente por un grupo de personas o entidades que deciden por todos los consumidores lo que es censurable y lo que es consumible. Algo como la aprobación de lo que es apto para menores o no es apto para tales no puede ser tomada a la ligera, y mucho menos tacharla de objetiva, pues esto es imposible. Cada uno en su casa tiene una tolerancia distinta a la del vecino, evidentemente. La censura de los medios de comunicación se puede tratar de un modo diferente, de un modo más estricto. La censura en los periodistas hace que veamos al que comparte toda la información sin tapujos como el “chico malo” del periodismo, ya que estamos mal acostumbrados a ver en los periódicos, en los telediarios, en los programas de radio y demás, que el contenido se reduce a lo que quieren que sepamos, a lo que quieren que creamos. Y por ello creo que es un buen razonamiento cuando digo que la censura que vienen manejando los encargados de informarnos a T.O.D.O.S. debe ser cero. La verdad sobre un caso de corrupción, por ejemplo, no se debe camuflar. Existen, como es lógico y natural, varias versiones a la hora de contar una noticia. Pero en esa variedad no se debe de perder el norte e informar palabra por palabra sobre la verdad, y ya cada uno que opine lo que quiera en su versión de esta...

Revisados ya varios tipos de censura como lo son la impuesta por los poderosos, la autocensura, la censura en videojuegos, cómics, dibujos animados, películas..., y la censura en los medios de comunicación, nos cabe preguntarnos: ¿Existe algún otro tipo de censura? La respuesta es sí. Pero no me permiten hablar de ella en este blog. Ciao.



P.D.: Si todos fuésemos un poco más George R.R. Martin y un poco menos TVE, la vida sería mucho menos aburrida y censurada.

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